Hace 1200 años los pueblos Nórdicos irrumpieron desde el mar del norte como bestias desatadas sobre un mundo desprevenido. Vienen de una tierra de estériles granjas y temibles rivalidades entre tribus. Dejan tras de ellos, leyendas sobre su violencia y su coraje, sagas de exploración y conquistas.
Entre los siglos VIII y XI llevan a cabo numerosas expediciones por Europa y por el otro lado del Atlántico, extendiéndose por la actual Suecia, Noruega, Dinamarca e Islandia.
Con una economía basada en la agricultura, ganadería y en el saqueo de pueblos, ya sean de tribus vecinas como de las civilizaciones que encontraban a lo largo de sus expediciones de ultramar.
Los pueblos noruegos eran un conjunto de tribus complejos, con una cultura y costumbres ricas y arraigadas en la guerra y en la naturaleza.
Ese respeto hacia la naturaleza y ese honor en las batalla forma la base de sus relatos y de su religión. Entre sus principales dioses nos podemos encontrar a grandes guerreros como Odín y Thor que les ayudaban en las diversas batallas, dioses de la fertilidad y de la fecundación como Freja, enanos que excavan bajo la tierra en busca de piedras preciosas, temibles gigantes que quieren acabar con el mundo y elfos que viven en profundos bosques y lagos.
Hoy conocemos toda la mitología nórdica gracias al descubrimiento de la Edda, dos colecciones irlandesas que juntas forman el corpus y en las que narran un conjunto de historias relacionadas con la mitología nórdica.
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